Internacionales, Política, Social Fabio Lozano Uribe Internacionales, Política, Social Fabio Lozano Uribe

Trump: el payaso que se quitó la nariz

Es una necedad, la de criticar a Trump a ultranza, sin darle, por lo menos, el beneficio de la duda. La democracia es una obra humana y como tal contempla, como una de sus fortalezas, que no siempre gobiernen los mismos y que las diversas facciones de una nación se turnen en el poder. Quienes están asustados por las arbitrariedades de Donald Trump en la presidencia de los Estados Unidos es porque no tienen fe en su sistema político y eso es lo realmente grave. Si un payaso que nos ha entretenido, durante un año y medio largo, logra desarrollar e implementar la mayoría de las incongruencias que propuso para hacerse elegir pues: “apaguen y váyanse”.

Además -la de los necios- se trata de una crítica rabiosa, del tipo que pierde fácilmente su objetividad. Los demócratas, que se consideran, ellos mismos, inteligentes y moderados incurren ahora en generalidades sin fundamento y terminan diciendo falsedades, de a peso, como que ya no queda gente decente en Washington, que la familia Trump hace parte del crimen organizado o que los cargos más importantes han sido adjudicados a personas que sólo persiguen su bienestar y no el del común de la gente. Es como si Donald Trump para congraciarse con quienes no votaron por él hubiera debido nombrar gente menos reaccionaria o de derecha, siendo que su campaña no giró, precisamente, alrededor de la mesura y el equilibrio; eso hubiera sido un engaño a sus electores y aunque un presidente se debe a la nación entera, debe respetar los designios de quienes lo eligieron. Trump tendrá que moderarse pero por efecto del enfrentamiento sistémico con el Congreso, la Procuraduría y la Corte y no como resultado del señalamiento desesperado de quienes no resisten un cambio tan drástico, de quienes piensan que cualquier política en contrario a su pensamiento es un retroceso.

No sobra pensar positivo; la elección de Trump es, antes que todo, la oportunidad para acelerar las transformaciones que necesita la principal potencia del mundo occidental y corregir las falencias del partido demócrata. Las primeras, son las derivadas del capitalismo: pareciera que la promesa de tener más plata en el bolsillo es más importante que la educación o la salud, la diplomacia o los esfuerzos por salvar el planeta, porque lo cierto es que los Estados Unidos propenden por priorizar la riqueza, la obtención de capital y el mismo Donald Trump es verdaderamente un ejemplo a seguir en ese sentido. Los gringos han construido una ideología en torno a un desueto American Dream que, hoy por hoy, se traduce en la obtención de dinero, por encima de cualquier otro ánimo intelectual, espiritual o altruista. Las segundas, son consecuencia de haber escogido como alternativa, en el tono y los mensajes de la campaña electoral, la de rebajarse al mismo nivel procaz e injurioso de la contraparte, lo que le hizo un contrapeso innecesario al carisma y al honroso liderazgo de Barack Obama. Pasar de un presidente transparente, en todo sentido, a una candidata con varios rabos de paja fue un error inconcebible y crucial, que un candidato con menos asuntos que ocultar hubiera subsanado. 

A estas alturas, satanizar a Donald Trump es contraproducente porque el descontento no puede ser la semilla del odio. Seguir polarizando al país es reproducir y multiplicar las razones por las cuales muchas civilizaciones y naciones, a lo largo de la historia, han caído en la guerra civil previo a su desmoronamiento. “Dividámonos y nos vencerán” podría decirse al respecto de esta nueva guerra fría que arranca con China, la que continúa con la solapada Rusia y las muchas otras subvencionadas y a punta de serlo por cuenta del norte de América. Las diferencias internas, entre nacionales, pasaron de los argumentos, a los insultos, a los brotes de violencia, en los últimos 18 meses y con la posesión del nuevo presidente no han cesado. Muchas democracias han resistido peores megalómanos que Donald Trump, pero aquellas que han sucumbido ante la desmoralización social y a la intolerancia han perdido su puesto en la historia y eso sería fatal para los Estados Unidos. ¿A menos que quisieran que, en un par de generaciones, los jóvenes, desde Maryland a California, se estén rasgando los ojos, quirúrgicamente, para estar a la moda?

Que un payaso se quite la nariz es grave porque cuando las tonterías deben ser tomadas en serio, se dan pasos en falso y hacia atrás; pero se trata de los traspiés normales de la historia, los que invitan a recapacitar y a mejorar, los que evidencian los problemas urgentes y la forma de corregirlos. El emperador Qin Shi Huang también fue declarado loco cuando proyectó la Muralla China -por las mismas razones del muro paralelo al Río Grande: alejar a los vecinos- sin pensar que, pese a que en su construcción perdieron la vida 10 millones de trabajadores, un día sería el anhelo de multitudes de turistas y un orgullo para los astronautas que la miran, más allá de la atmósfera, desde sus escotillas presurizadas. No hay nada nuevo bajo el sol, la humanidad ha vivido una montaña rusa entre la sensatez y la insensatez; no se nos olvide.


Leer más
Internacionales, Educación, Social, Espiritual Fabio Lozano Uribe Internacionales, Educación, Social, Espiritual Fabio Lozano Uribe

Si mis padres fueran homosexuales

Sería más feliz, más respetuoso de las debilidades humanas, de las minorías y de quienes sufren injusticias; sería más sensible, más poeta y más consecuente con lo bueno que tengo y no con lo que deseo. Mi vida estaría desprovista del machismo implícito en las relaciones heterosexuales y de cuya hegemonía ha sido culpable el género masculino y su influencia, en la sociedad preeminentemente patriarcal, de los últimos veinticinco mil años. La crianza judeo-cristiana no me hubiera forzado a que mis expectativas de vida contemplaran una mujer de la que dependiera mi felicidad, el cuidado de mis hijos y la cocción de mis alimentos, por lo tanto, hubiera sido más respetuoso de los anhelos del otro, independientemente de su credo, su raza o su preferencia sexual.

Si mis padres fueran homosexuales, sería más despreocupado de las morales que vician el libre desarrollo de la personalidad. No hubiera dejado que un hombre, disfrazado de omnipotencia, me sermoneara los domingos, sobre cosas que le son ajenas: como el cariño genital, las caricias después del desayuno o con el desayuno y las ganas de levantarle la falda a la profesora o a mis compañeras del colegio. Hubiera comprendido, más temprano en la vida, que la grandeza de Jesús reside, precisamente, en no haber sido el hijo de dios y en que se tergiversaron sus palabras cuando a su amor, por el próximo, se le dio un carácter tan celestial que lo sacaron del cuerpo: su ámbito natural e irrefutable. ¡Qué necedad la de las monjas, los sacerdotes y sus prelados que predican y practican la castidad; se la pasan enclaustrados, entre personas de su mismo género y después se hacen los desentendidos ante la homosexualidad!

Hubiera comprendido a tiempo, que el sexo consensual no tiene porque ser vergonzoso, en ningún tipo de situación: que los niños se tocan, que las niñas se tocan, que la masturbación es maravillosa, que hombres y mujeres sienten placer al unísono, que el culo es una zona erógena como el cuello, las axilas, los poros de la piel o cada una de las neuronas; que las palabras no deben ser restrictivas, sino amplias e invitadoras de lo que queremos: “Tócame, chúpame, huéleme, escúpeme y úntame tus babas entre los muslos; usa tu meñique, tu pezón, tu tetilla, tu testículo, tu imaginación, tu vocabulario y dame placer. Pídeme lo mismo y más, otras cosas que sean de tu ocurrencia y si, de paso, nos enamoramos ¡mejor aún! podemos pensar en un futuro juntos porque no me importa que tengas pene o vagina, o que te hayas tatuado a la virgen María embarazada, en la parte baja de la espalda: ¡Te amo! y lo demás es irrelevante”.

Si mis padres fueran homosexuales hubiera estado mejor preparado para el mundo que se nos viene encima, en el cual, de no zanjar nuestras diferencias, no habrá -de verdad- ni dios, ni ley, ni superhéroe, ni poder humano que nos salven del desahucio. La cultura que nos distingue de la fauna, no nos aleja de ésta: somos -hembras y machos- putos como las gallinas, cacorros como los perros, promiscuos como los zorros, solapados como las hienas, carnívoros como los leones, rastreros como las culebras, mentirosos como los chacales y entre muchas otras certezas, más destructores de nuestro entorno que toda la fauna junta. La cultura que nos distingue de los animales  -contrario a lo que se nos enseña- nos acerca en lo fundamental: la carga biológica que nos obliga a satisfacer nuestras necesidades y el respeto instintivo por la naturaleza.

Es natural, entonces, que dos hombres o dos mujeres adopten hijos y formen un hogar, de otro modo estaríamos negando la única fuerza con la posibilidad de salvarnos de un final prematuro y horrible: el amor. Nada que dañe más a la humanidad que el mesianismo religioso, que es lo mismo que el totalitarismo político y que son las caras contrapuestas de una misma moneda: el poder. Cualquier persona que, en pleno uso de sus facultades mentales y de su libre albedrío, elabore un discurso que le ponga limitaciones, condiciones o cortapisas al amor es porque cree primero en las leyes de los hombres que en las de la naturaleza; es un acto que, además de terco y obstinado, desdice de su integridad como ser humano y de lo embebido que se encuentra en las normatividades expúreas de la iglesia o del gobierno.

Voy a buscar dos mujeres melcochudas que me adopten, que se embadurnen entre ellas, que me amamanten al tiempo y así, recibir su savia y renovar la mía por una menos resistente al cambio, más liberadora y más alejada de las convenciones que me marcan: para reconocer, por fin, que me quedo con el beso entre Madonna, Britney Spears y Christina Aguilera y no con el saludo del Presidente Obama al Papa Francisco que, aunque tierno y lleno de buenas intenciones, no me concierne.


Leer más

BLOG


CONCIENCIA FICCION


Este no es un blog periodístico. Es un blog iconoclasta y escrito desde los intestinos que es donde los pensamientos suceden antes de subir al cerebro.


El ombligo de Sor Teresa de Calcuta

El ombligo de Sor Teresa de Calcuta

Artículos publicados:

Winonavirus: el último contagio

Winonavirus: el último contagio

Un virus con corona

Un virus con corona

La cruz de Dilan

La cruz de Dilan

Crónica de un Paro anunciado

Crónica de un Paro anunciado

Bogotá lesbiana

Bogotá lesbiana

Revista Semana es, ya, otra cosa

Revista Semana es, ya, otra cosa

Cien capítulos de soledad

Cien capítulos de soledad

El amor como purgante

El amor como purgante

Los Petrificados

Los Petrificados

Carrasquilladas

Carrasquilladas

Iván Duque: buen mediocampista, mal arquero

Iván Duque: buen mediocampista, mal arquero

Ser Jíbaro Paga

Ser Jíbaro Paga

La felicidad está sobrevalorada

La felicidad está sobrevalorada

El anómalo Ordóñez

El anómalo Ordóñez

La Consulta Anticorrupción debió ser más humana que política

La Consulta Anticorrupción debió ser más humana que política

El Duque que se convirtió en Rey

El Duque que se convirtió en Rey

Hugh Hefner: un lobo disfrazado de satín

Hugh Hefner: un lobo disfrazado de satín

Trump: el payaso que se quitó la nariz

Trump: el payaso que se quitó la nariz

La papa caliente del no

La papa caliente del no

Relativamente sí, relativamente no

Relativamente sí, relativamente no

Messiánico

Messiánico

Si mis padres fueran homosexuales

Si mis padres fueran homosexuales

La Lógica Timochenko

La Lógica Timochenko

El último vendedor ambulante

El último vendedor ambulante

La paz se afirma. no se firma

La paz se afirma. no se firma

Peñalosa elevado

Peñalosa elevado

Natalia Springer o el poder de las feromonas

Natalia Springer o el poder de las feromonas

San Diomedes

San Diomedes

Santiuribismo vs. Urisantismo

Santiuribismo vs. Urisantismo

Dios pocopoderoso

Dios pocopoderoso

Petro El Grande

Petro El Grande

Rasmus Polibius en Bogotá

Rasmus Polibius en Bogotá

Pardo: el comodín

Pardo: el comodín

¿Cincuenta sombras de qué?

¿Cincuenta sombras de qué?

Las bondades de Pretelt

Las bondades de Pretelt

La Candy Crush Saga

La Candy Crush Saga

El efecto Uber

El efecto Uber

Racatapún chin chin

Racatapún chin chin

Acatemos el Fallo de La Haya

Acatemos el Fallo de La Haya

Paz mata Justicia

Paz mata Justicia

No todas las pereiranas juegan fútbol

No todas las pereiranas juegan fútbol

Defensa de Petro

Defensa de Petro

Desnudez olímpica y minusválida

Desnudez olímpica y minusválida

La parte cula de dios

La parte cula de dios

Alejandra Azcárate: flaca por fuera y gorda por dentro

Alejandra Azcárate: flaca por fuera y gorda por dentro

Gaviria el hijo de Gaviria

Gaviria el hijo de Gaviria

Samuel Nule Uribito

Samuel Nule Uribito

Carta urgente a Fernando Corredor

Carta urgente a Fernando Corredor

Fiesta a la brava

Fiesta a la brava

Margarita y Mateo: los mató la felicidad

Margarita y Mateo: los mató la felicidad

Alvaro Uribe reemplazaría a Leonel Alvarez

Alvaro Uribe reemplazaría a Leonel Alvarez

Los caballeros las preferimos inteligentes

Los caballeros las preferimos inteligentes

La muerte es una invitación al silencio

La muerte es una invitación al silencio

Caso Concha: le creo a Lina María Castro

Caso Concha: le creo a Lina María Castro

El Partido de la Ubre

El Partido de la Ubre

¡Bienvenidos a Petrópolis!

¡Bienvenidos a Petrópolis!

Ojalá se muera pronto García Márquez

Ojalá se muera pronto García Márquez

El aborto recreativo: idea para un proyecto de ley

El aborto recreativo: idea para un proyecto de ley

El biógrafo de Gadafi es colombiano

El biógrafo de Gadafi es colombiano

Me comprometo a matar a Nicolás Castro

Me comprometo a matar a Nicolás Castro

Candidatos Revertrex

Candidatos Revertrex

Los nietos de la dictadura

Los nietos de la dictadura

Las gemelas Torres

Las gemelas Torres

Gina’s Number One Fans

Gina’s Number One Fans

La Reina de Paloquemao

La Reina de Paloquemao