Relativamente sí, relativamente no
A qué horas se volvió el apoyo o rechazo a los acuerdos de paz, concluidos en la Habana, en una diferencia de absolutos, entre el sí y el no, la paz o la guerra; el tarjetón del plebiscito debe contemplar, en aras de limar asperezas, entre los colombianos, otras casillas que contribuyan a clarificar el proceso. Aquí se sugieren algunas propuestas y una aproximación, por cada opción, al perfil de los votantes:
Tal vez sí: Indecisos pro-activos. Parejas -en su mayoría- jóvenes y con hijos que están al tanto de las negociaciones y sus resultados, que no están de acuerdo con las arbitrariedades políticas y jurídicas, del proceso, pero que sienten como un deber paterno-maternal, el de apoyar cualquier posibilidad que mejore el futuro de su descendencia.
Tal vez no: Indecisos con miedo. Personas de más de cincuenta años que creyeron en otros diálogos, publicitados, también, como únicos, históricos y portadores de la tan mentada paz; que recuerdan a Carlos Pizarro envolver su pistola, en la bandera y entregarla en Caloto, Cauca; y que tienen esa inocultable sensación de que el gobierno los está volviendo a manipular.
Sí calificado: Expertos en relaciones internacionales, política y gobierno, que reconocen los esfuerzos de un proceso de tal magnitud y quienes consideran que este Acuerdo, en particular, es de los más completos del mundo. Sustentan la idea de que las víctimas son las más interesadas en “perdonar” con tal de que se acabe el horror de la guerra.
No calificado: Expertos en relaciones internacionales, política y gobierno, que han estudiado el fracaso de otros procesos similares y señalan que el nuestro es un acuerdo insostenible que acentúa el desequilibrio de la justicia y que privilegia una nueva impunidad. Insisten que los que dicen “perdonar” es sólo para acogerse a la reparación de las víctimas.
Sí total: Convencidos por razones espirituales. Personas descomplicadas, que no necesitan argumentos, porque no tienen dudas: la humanidad existe gracias a una cadena universal de acciones positivas y ellos hacen parte de ésta. Consideran, además, que su voto hace parte del universo holístico que sostiene y purifica el mundo.
No total: Victimas imposibilitadas de otorgar el perdón; que rechazan cualquier reparación, porque consideran que su dolor no puede ser comprable, ni subsanable, con ningún ofrecimiento material. Personas que piensan que la única paz posible, es la idea -extraña y difusa- de que los criminales paguen, con cárcel, por sus delitos.
Sí rotundo: Santistas por conveniencia y vocación; miembros de la burocracia administrativa actual y otro tipo de personas naturales y jurídicas cobijadas por el dulce y tibio sabor de la mermelada. Inclúyase, también, a Humberto de la Calle, Iván Márquez, demás miembros del equipo negociador y familiares hasta en un tercer grado de consanguinidad.
No rotundo: Uribistas fanáticos. Personas cegadas por la oratoria y el proselitismo del líder; seguidores que confunden a dios con Alvaro Uribe Vélez y que se acogen a una única verdad, política y racional, que dice: “¡Corrupto es el que se deja coger!”. Son borregos de bancada, que agachan la cabeza y mueven la cola al unísono.
Sí bendecido: Personas que tienen fe en el Acuerdo y lo consideran un anexo del Nuevo Testamento que nos va a salvar del apocalipsis. Tienen en su casa la imagen del Divino Niño, con la cara de Santos; pegan estampitas, de Iván Márquez y Humberto de la Calle, frente a las veladoras y estarían dispuestos a canonizarlos.
No sin bendecir: Alzados en armas de los demás grupos guerrilleros, personas que viven del delito y que piensan que: “En río revuelto ganancia de pescadores”. Se sienten vulnerables por la inclusión en el Acuerdo de una “Comisión Nacional de Garantías de Seguridad para el desmantelamiento de las organizaciones criminales (…)” y eso los asusta.
Sí en las rocas: Gente feliz, convencida de que no hay mejor momento que el presenta para dar los primeros pasos hacia un paz definitiva. Personas echadas para adelante, embebidas de vida, que creen en la buena voluntad del proceso y de sus actores; que sienten, por fin, un futuro promisorio, tranquilo y próspero para las nuevas generaciones.
No al gratín: Gente honesta y analítica que piensa que Colombia es una democracia justa e igualitaria, en la que la bondad no puede ser afectada o mínimamente determinada, por las fuerzas del mal. Personas que piensan que la política colombiana ya está lo suficientemente contaminada como para añadirle otra clase de corruptela.