Persia

Omar Khayyam

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Rubayaita XLVII

Mas, todo es vanidad: los labios llenos,

El vino ardiente, los nevados senos.

Como todas las cosas, nada eres,

Nada serás, pero tampoco menos.


Rubayaita XXXIX

Cómo la inútil discusión se alarga

Con la sed de saber que nos embarga!

Mejor, alegres, exprimir las uvas

Que buscar, tristes, la ilusión amarga.


Rubayaita L

Al rodar no pregunta la pelota

Hacia qué lado el jugador la bota.

Ese que te arrojó sobre la pista

Sabe, ¡bien sabe!, tu final derrota.


Rubayaita LXXVI

Si en Babilonia o Naishapúr se moja

Tu labio en el placer o en la congoja,

La vida gota a gota se rezuma

Y el árbol se desnuda hoja a hoja.


Rubayaita LV

Déja el afán: lo humano y lo divino

Y el embrollo futuro, a su destino,

Acaricia las trenzas de la hermosa

Grácil como un ciprés, que sirve el vino.


Rubayaita LX

Unos hablaban –y el misterio narro

De aquella extraña población de barro–

Un impaciente, súbito, me dijo:

“¿Quién es el alfarero y quién el jarro?”


Rubayaita XLVI

Todo es, dentro, fuera, abismo, cumbre,

Una farsa de sombras, muchedumbre

Que da vueltas al sol, pantalla impresa

Con siluetas, en torno de una lumbre.


Rubayaita LIV

Ay de ti, corazón sin alegrías,

Sin amores, anhelos ni ardentías.

¡Cómo pasan de inútiles y lentos,

Sin fuego de pasión, los tristes días!


Traducción del persa al inglés por Edward Fitzgerald.

Traducción del inglés al español por Enrique Uribe White.


 
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