Serenata
“Asómate a la ventana
para tirarte un limón”.
VICTOR HUGO
¡Ay, Camila, no vuelo
ni al portón de tu casa,
porque tú, la más bella
del contorno, me matas
con promesas que saben
a bagazo de caña!
¡Nada valen mis besos
y achuchones!... ¿Y nada
si murmuro en tu oreja,
tu orejita de nácar,
cuatro cosas que tumban
bocarriba a una estatua!
¡Ah, te juro que nunca
tornaré por tu casa,
ya que tú, más bonita
que agridulce manzana,
tienes ¡ay! la simpleza
del icaco y la guama!
¡Y eres más que imposible,
pues tus mismas palabras
son candados, pestillos,
cerraduras y aldabas
de tus brazos abiertos
y tus piernas cerradas!
Calle de Lozano
Arteria principal en los anales
de la ciudad arcaica y futurista,
con todos esos bienes y esos males
que nos legó la hispánica conquista.
Desde los cuatro puntos cardinales
llegan, y allí se cruzan, el turista,
la toga, el balandrán, Pedro Urdimales,
Venus, Baco, el hampón y el agiotista...
¡Todo un vivo montón de carne y hueso
que circula febril, entre camiones
y mil autos!... ¡Producto más que loco
del divino progreso, ese progreso
que le trajo a los indios cimarrones,
con la espada y la cruz, el gonococo...!
A Mi Ciudad Nativa
“Ciudad triste, ayer reina de la mar”.
J. M. HEREDIA
Noble rincón de mis abuelos: nada
como evocar, cruzando callejuelas,
los tiempos de la cruz y de la espada,
del ahumado candil y las pajuelas...
Pues ya pasó, ciudad amurallada,
tu edad de folletín... Las carabelas
se fueron para siempre de tu rada...
-¡Ya no viene el aceite en botijuelas!
Fuiste heroica en los años coloniales,
cuando tus hijos, águilas caudales,
no eran una caterva de vencejos.
Mas hoy, plena de rancio desaliño,
bien puedes inspirar ese cariño
que uno le tiene a sus zapatos viejos...
Así Habló Zaratustra
No hay que hacerse ilusiones
sobre tibios colchones
de algodón y de seda.
La vida que nos queda
puede servirnos para
vencer. Y cara a cara
y contra la corriente
tenderemos el puente
de ribera a ribera...
Después, sin un suspiro,
disuelta la quimera,
nos pegamos un tiro.