El Puente
Entre ahora y ahora,
entre yo soy y tú eres,
la palabra puente.
Entras en ti misma
al entrar en ella:
como un anillo
el mundo se cierra.
De una orilla a la otra
siempre se tiende un cuerpo,
un arcoiris.
Me gustaría
dormir bajo tus arcos.
Rotación
Alta columna de latidos
sobre el eje inmóvil del tiempo
el sol te viste y te desnuda
El día se desprende de tu cuerpo
y se pierde en tu noche
La noche se desprende de tu día
y se pierde en tu cuerpo
Nunca eres la misma
acabas siempre de llegar
estás aquí desde el principio
Palpar
Mis manos
abren las cortinas de tu ser
te visten con otra desnudez
descubren los cuerpos de tu cuerpo
Mis manos
inventan otro cuerpo a tu cuerpo
Sol sobre una Manta
Acribillada por la luz
una mitad del muro
salina vertical
La cortina su derramada sombra
azul marejada
sobre la cal del otro lienzo
Afuera el sol combate con el mar
El piso de ladrillo
respirando respirante
El azul se tiende
sobre la cama se extiende
Una almohada rosada sostiene
una muchacha
El vestido lacre todavía caliente
los ojos
entrecerrados no por la espera
por la visitación
Está descalza
La plata tosca enlaza
refresca
un brazo desnudo
Sobre sus pechos valientes baila el puñal del sol
Hacia su vientre
eminencia inminencia
sube una línea de hormigas negras
Abre los ojos
de la miel quemada
la miel negra
al centelleo de la amapola
la luz negra
Un jarro sobre la mesa
Un girasol sobre el jarro
La muchacha
sobre la manta azul
un sol más fresco
Certeza
Si es real la luz blanca
de esta lámpara, real
la mano que escribe, ¿son reales
los ojos que miran lo escrito?
De una palabra a otra
lo que digo se desvanece.
Yo sé que estoy vivo
entre dos paréntesis.
Madrigal
Más transparente
que esa gota de agua
entre los dedos de la enredadera
mi pensamiento tiende un puente
de ti misma a ti misma
Mírate
más real que el cuerpo que habitas
fija en el centro de mi frente
Naciste para vivir en una isla
Garabato
Con un trozo de carbón
con mi gis roto y mi lápiz rojo
dibujar tu nombre
el nombre de tu boca
el signo de tus piernas
en la pared de nadie
En la puerta prohibida
grabar el nombre de tu cuerpo
hasta que la hoja de mi navaja
sangre
y la piedra grite
y el muro respire como un pecho