Joaquin Phoenix

Inventing the Abbotts

Título en español: Círculo de pasiones. Dirección: Pat O’Connor. Protagonistas: Jennifer Connelly, Liv Tyler, Joaquin Phoenix, Billy Crudup y Joanna Going. 1997 (Estados Unidos)

LINEita

Entre el rumor y la mentira

Una apuesta, una muerte y una pregunta: ¿qué pasó? La película responde a esta incógnita, no sin antes mostrar los efectos de la mala interpretación que, de los hechos, se hizo durante la vida del joven que narra la historia. 

1957, un barrio común y corriente de la suburbia norteamericana; las faldas jardineras están en furor, al tiempo con Elvis Presley y las corbatas delgaditas. Otro de los miles de microcosmos donde se replicó el fenómeno de la sociedad capitalista: “La gente vale por su patrimonio” y que –aparentemente, de manera irrefrenable– ha cambiado la valoración del ser humano en pro del consumismo y la idealización del dinero. La película establece, con claridad, esas coordenadas para contar una historia de esas que se cuecen a fuego lento y que, cuando venimos a ver, se trata de una olla pitadora a punto de reventar. Me adelanto en decir que, por supuesto que revienta, pero amortiguada por: la verdad, que aparece de manera natural a esclarecerlo todo.

Al final, el espectador sale tranquilo a la calle porque, él mismo, ha sufrido la misma confusión del narrador que es el menor de los Holt: un muchacho despreocupado que se pinta las patillas de Elvis para una fiesta, con tinta de estilográfico, y no le da pena hacer el oso. Ama con autenticidad a Pamela, la menor de las Abbott, pero no con esa rabia y ansiedad con que su hermano las corteja, las seduce y las quiere llevar al altar; a cualquiera de ellas, la que sea; incluida Pamela con quien no pierde la oportunidad –en un momento vulnerable de ella– de tratarla como la presea que le estaba haciendo falta. Esta es, además, la situación que desenreda la madeja, después de casi 20 años, y que deja al descubierto la difusa frontera que existe entre el rumor y la mentira.

Es una película desconocida, de esas que distribuyen las multinacionales del cine sin mayores alharacas y que no dura mucho tiempo en cartelera; de esas que uno toma en la video tienda, también, sin expectativas, pero que resulta siendo un goce verla. La actuación de Joaquin Phoenix y Liv Tyler es maravillosa, la de Jennifer Connelly, por supuesto que también; pero asimismo es la de Billy Crudup, Joanna Going y muy especialmente la de Kathy Baker, la mamá de los Holt, cuya transparencia de carácter le da credibilidad al desenlace de la trama.

No es una película nominada a nada importante, no es una película aclamada por la audiencia, ni por la crítica, no está en la lista de favoritos de nadie, no te la ponen de frente en Blockbuster y tampoco tiene potencial ninguno a convertirse en una película de culto, pero te llega al alma, te obliga a sentir una infamia galopante que se te viene encima y a cuestionarte cada gesto, cada diálogo, cada movimiento suspensivo de la cámara. Pasas de la indignación a la ternura con facilidad y te da vergüenza juzgar a los protagonistas porque te has enamorado de ellos; salvo del padre de las niñas Abbott, al que aborreces porque asume todas las bravuras de todos los padres del planeta, que quieren lo mejor para sus hijas. Sin embargo, terminas dándole la razón, sin esfuerzo y por lo mismo: porque también tiene la nobleza y la querencia de todos los padres del planeta.

“Hay dos tipos de amor”, dice la madre de los Holt, “cuando amamos sin que nada nos importe y cuando amamos porque la situación es correcta” y remata “prefiero el primero”. Pienso que todo el mundo –o la mayoría de gente– prefiere el primero; inclusive, los que están enamorados por la segunda razón dirán, si se les pregunta, con poesía en los labios: que aman sin que les importe nada. Si el espectador se pregunta por qué Lloyd Abbott (el padre) es tan ferozmente radical en su actitud contra Jacey Holt, el mayor; pero cede a que Doug, el menor, se case con Pamela es porque él advierte que son amores diferentes y prefiere alejar al oportunista, a Jacey, que infortunadamente se cree con un derecho divino basado en la verdad, a medias, que ha creído durante toda la vida.

Inventing the Abbotts en IMDb

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